Marco Aurelio, el emperador filósofo nos invitó a cuestionarnos: “por las noches pregúntate a ti mismo: ¿he hecho lo posible por ser sabio?
Napoleón I, dijo, “Los sabios son los que buscan la sabiduría, los necios piensan ya haberla encontrado”, esta frase me hace preguntarme ¿soy un necio?
Confucio, uno de los grandes sabios en la historia, reflexionó sobre la adquisición de la sabiduría: “Hay tres formas de obtener la sabiduría: primero, por la reflexión, que es la forma más noble. Segundo, por imitación, que es la forma más fácil. Tercero, por experiencia, que es la forma más amarga”
Pero, como resulta común confundir tener conocimientos, con sabiduría, Sorcha Carey escribió: “no hay que confundir nunca el conocimiento con la sabiduría, el primero nos sirve para ganarnos la vida, la sabiduría nos ayuda a vivir”.
A quienes ya creen tener sabiduría, Ernest Hemingway les dejó un claro mensaje sobre como comportarse: “El secreto de la sabiduría, del poder y del conocimiento es la humildad”
Óscar Wilde nos pide nunca perder el sentido del humor: “Muchas veces descubrimos nuestra sabiduría con nuestros disparates (pendejadas) que con nuestra ilustración”
Para identificar al sabio, Nagub Mahfouz escribió: “puedes decir si un hombre es sabio por sus preguntas”
Lao-Tse fue más allá y nos dijo: “El hombre sabio no acumula. Cuanto más ayuda a los otros, más se beneficia él mismo. Cuanto más da a los otros, más obtiene él mismo” y para quienes creen que por ser sabios deben hablar de su sabiduría, les dijo: “El sabio no enseña con palabras, sino con actos”
Esta última frase la refuerza Tales de Mileto: “muchas palabras nunca indican sabiduría”
Y, ¡qué verdad nos dejó Galileo Galilei!: “La mayor sabiduría que existe es conocerse a uno mismo”