Pienso que tienen plena vigencia estas palabras que escribió Teilhard de Chardin: La muerte es una dimensión de la vida. Es nuestra compañera más fiel, la única que nunca nos abandona puesto que puede sobrevenir en cualquier momento. Rechazar la muerte, hasta el extremo, es negarse a vivir. Para vivir plenamente hay que tener el coraje de integrar la muerte en la vida.
¿Y si para lograrlo debemos tomar el ejemplo de Francisco de Asís y vivir como él?
San Francisco de Asís llamado el pobre de Asís, vivió comprometido con el amor y los pobres, siempre predicó con el ejemplo y nos enseñó el valor del sacrificio.
Veamos su congruencia entre el decir y el hacer con sus propias palabras:
“Empieza haciendo lo necesario, luego lo posible y de repente estarás haciendo lo imposible”
“Porque es dando que recibimos”
“Recuerda que cuando dejes esta tierra no podrás llevarte nada de lo que has recibido, solo lo que has dado”
“He sido todo lo impío. Si Dios puede obrar a través de mí, puede obrar a través de cualquiera”
“Señor hazme un instrumento de tu paz, donde haya odio, que lleve yo el amor, donde haya ofensa, que lleve yo el perdón, donde haya discordia, que lleve yo la unión”
Predica el evangelio en todo momento y cuando sea necesario usa palabras
“Las acciones que realizas pueden ser el único sermón que algunas personas escuchen hoy”
“Lo único que se consigue en la vida sin esfuerzo es el fracaso”
“Haced pocas cosas, pero hacedlas bien, las alegrías sencillas son santas”
“Un solo rayo de sol es suficiente para ahuyentar muchas sombras”
“Mientras estas proclamando la paz con tus labios, ten cuidado de tenerla aún más plenamente en tu corazón”
“Necesito pocas cosas y las pocas que necesito, las necesito poco”
Jesucristo llamó amigo a aquel que lo entregaba y se ofreció espontáneamente a los que lo crucificaron
A la hora de morir ¿quisiéramos poder decir como él?: “¡bienvenida sea mi hermana la muerte!, hermano médico, di con valentía que mi muerte está cerca, para mi ella es la puerta de la vida. He cumplido con mi deber, que Cristo ahora te enseñé el tuyo”.