Los expertos en el comportamiento nos dicen que cuando enfrentamos una situación difícil no importa si somos más emocionales o más racionales, en ambos casos la frustración y el sufrimiento nos sacarán de nuestro estado de confort.
Independientemente de nuestra forma de ser, quienes son resistentes no se quejan y encuentran el sufrimiento como un gran maestro de la vida, ya que nos enseña a conocer nuestras fortalezas, debilidades y el enorme poder que todos tenemos,
La experiencia ha demostrado, que ante los acontecimientos que nos ocurren no es sano ni productivo perder tiempo y energías quejándonos ni lamiendo nuestras heridas, debemos centrar nuestra atención en las posibles soluciones usando las “herramientas” que tenemos o podemos tener, en lugar de fijarnos en lo que nos falta.
Si no logramos hacernos conscientes que está en nuestras manos cambiar el futuro, viviremos siendo presos del sufrimiento, la queja, sentimientos negativos de nosotros, de miedos del entorno y del futuro, todo esto no lleva a lo peor que es la falta de amor para con nosotros mismos.
Las personas optimistas se vuelven proactivas porque piensan que los problemas son pasajeros y pueden superarlos y solucionarlos, las pesimistas ven las dificultades como permanentes e irremediables y piensan que no pueden hacer nada para superarlas y solo se quejarán primero con ellos mismos y luego con los demás.
¿Si navegamos y el viento no está como lo queremos, qué hacemos?, ¿nos quejamos del viento, esperamos que cambie o ajustamos las velas?