Este relato fue publicado por el sacerdote Jesús Maria Silva, y trata de cuándo el diablo se le apareció a tres monjes y les preguntó: ¿qué cambiarían del pasado?
El primero de ellos, con gran fervor apostólico, respondió: “me gustaría evitar que tentaras a Adán y Eva, para que la humanidad no se separe de Dios”.
El segundo, un hombre lleno de misericordia, dijo: “evitaría que te alejaras de Dios y te condenaras para siempre”.
El tercero era el más sencillo, en lugar de responderle al tentador, se arrodilló y oró: “Señor líbrame de la tentación de lo que podría haber sido y no fue”
El demonio huyo gritando y temblando de dolor.
Los otros dos se sorprendieron y le dijeron: “hermano, ¿por qué reaccionaste así?”
Y él les respondió: “primero, nunca debemos hablar con el enemigo.”
“En segundo lugar, nadie en el mundo tiene el poder de cambiar el pasado”.
“Tercero: el interés de Satanás no era probar nuestra virtud, sino atraparnos en el pasado, para que descuidemos el presente, que es el único momento en que Dios nos da su gracia y podemos cooperar con Él para cumplir su voluntad”.
Y concluyó diciendo, “de todos los demonios, el que más pierde a los hombres y les impide vivir tranquilos es lo que podría haber sido y no fue, el pasado se deja a la misericordia de Dios y el futuro a su providencia, solo el presente está en nuestras manos por lo tanto vive el hoy amándote y amando a los demás con todo tu corazón”.
