Todos vamos a morir; pero ¿no es una consecuencia natural del haber nacido?

Decía Séneca que desde que nacemos estamos muriendo, pero antes de morir iremos dejando de experimentar ciertas cosas que damos por garantizadas y que poco a poco irán desapareciendo de nuestras vidas, para todo habrá una última vez.

Si eres padre o madre ¿cuándo fue la última vez que recogiste a tu hijo del colegio?, o ¿qué le preparaste el desayuno o la cena?, o ¿qué le leíste un cuento antes de dormir?, si lo piensas bien todas esas cosas no tienen precio, pero si son muy valiosas, aunque no las valoremos así por lo cotidianas, en mi caso soy padre desde hace 49 años y ahora recuerdo hace muchos años ninguno de nuestros hijos nos despierta en las noches a mi o a Doris.

Muchos amigos echan de menos las actividades con sus hijos, incluso para eso hay una última vez.

Todo en la vida lo haremos un determinado número de veces y cada vez que lo hagamos nos quedará una vez menos al hacerlo, el problema es que no vivimos conscientes de ello, pensamos que todo lo haremos un número infinito de veces, y vivimos la vida esperando el fin de semana, esperando las vacaciones o un viaje, en realidad eso será un 15 o un 20% de nuestra vida y pensamos que eso lo vamos a experimenta con mucha plenitud y mucha alegría.

El resto de nuestro tiempo y vida que suele ser el 80 o 85%, simplemente intentamos sobrevivir, pasar por ello, lo sentimos tedioso, aburrido, rutinario y sin valor, por ello no le prestamos atención y dejamos de valorar todo lo que hacemos, al vivir de esta manera corremos el riesgo de no valorar todas las cosas que hacemos ni siendo conscientes de que lo que estamos haciendo nos queda una vez menos por hacerla.

Después de este texto me queda un texto menos para escribir en mi vida, lo cierto es que cada vez que realizamos una actividad sin importar que nos parezca divertida o aburrida, fácil o compleja, tengamos ganas de hacerla o no nos apetezca, nos quedará una vez menos antes de que llegue la última vez. Pero la realidad es que no sabemos cuándo será esa última vez que lo hagamos.

A mí me encanta el básquetbol y el tenis, el básquet lo jugué muchos años hasta que hace unos 30 años  tuve mi último partido,  el tenis después de jugarlo unos 55 años hace un par de años que no lo practico, ¿volveré alguna vez a jugarlo?, en realidad no lo sé.

Tuve comidas y reuniones de calidad con mis padres, ambos ya fallecieron y hubo una última reunión y comida, ya me es imposible tener otra.

Las reuniones, paseos, pláticas y comidas con mi esposa, hijos, nietas, amigos o compañeros de trabajo, ¿son de calidad? algún día podrían ser la última. ¿Cuándo fue la última vez que me reuní con ellos o fui al teatro, cine, partido deportivo y no miré mi celular?

¿Cuándo fue la última vez que fui a dar un paseo a la playa, o por el centro de la ciudad por el simple hecho de disfrutar el paseo?

Si pongo mi atención en cada cosa que haga, pensando que puede ser la última vez que lo voy a realizar, estoy seguro de encontrar un nuevo significado y mayor colorido en mi vida. Aunque esta práctica puede generarme ciertos sentimientos de tristeza, su objetivo real es tener presente la suerte que tengo de aún estar vivo para poder hacer muchísimas cosas y así ayudarme a vivir en estado de gratitud.

Muchas gracias por leer este texto y nos vemos en el próximo, o ¿podría ser el último?

Memento mori: es una frase que proviene del latín y se traduce como “recuerda que morirás”. Este principio estoico nos insta a mantener la conciencia de nuestra propia mortalidad, recordando la fugacidad de la vida para vivirla de manera más plena y significativa.