Las farmacéutica convirtieron el vivir en una enfermedad (2)

“Los efectos secundarios se ocultan deliberadamente en interés de los beneficios
económicos”.
John le Carré
Apoyados en las estrategias de mercadotecnia, los sueños y deseos de Henry Gadsen que parecían de locos, literalmente han puesto a la población que no tenía ninguna enfermedad a tomar pastillas como si masticaran chicles.

Hoy hay medicamentos y sofisticados nombres para las enfermedades; los niños inquietos, los individuos tímidos, las mujeres con malestares premenstruales, el colesterol, la andropausia, la menopausia, la descalcificación, y muchos más. Veamos dos ejemplos:


El colesterol en la sangre, ahora se llama, Hípercolesterolemia. La medida del colesterol en la sangre al final de los años 90, por decisión de un panel de “expertos” fue disminuida, por lo que de un jalón agregó sólo en los Estados Unidos 36 millones de personas que requerían estatinas, de ellas el lípitor de pfizer es el rey en ventas, para el año 2010 ya era el medicamento más vendido en el mundo, con ventas por 10 mil millones de dólares al año, los efectos secundarios de estos medicamentos no son menores; diabetes, desgaste del tejido músculo esquelético, insuficiencia renal, daños severos al hígado, dolor de articulaciones y en brazos y piernas y si tiene más de 65 años puede causarte aún más efectos secundarios.


Los niños inquietos. Ahora tienen, trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), y les prescriben anfetaminas; metilfenidatos, atomoxetina, o antidepresivos; guanfacina, clonidina; ¿efectos secundarios?; problemas del corazón, presión arterial, dolor de pecho, dificultad para respirar, cansancio excesivo, nerviosismo, irritabilidad, dificultad para conciliar el sueño, mareos, náuseas, vómitos, pérdida de apetito, pérdida de peso, dolor de estómago, diarrea, acidez, boca seca, dolor de cabeza, tensión muscular, movimientos incontrolados de parte del cuerpo, intranquilidad, menos deseo sexual, fuerte sudoración, dolor de espalda.


El doctor Stephan Hinshaw en su libro: “la explosión del TDAH: mitos, medicamentos, dinero y la presión actual por el rendimiento”, entre muchas cosas afirma que; hay una “epidemia de diagnósticos”


Hoy con los nuevos métodos de diagnóstico se considera que el 15% de los niños tienen TDAH, (en México habría 6 millones de enfermos y en EE.UU. 11 millones) a partir de esta excesiva medicación se duplicó el número de suicidios que ya es la tercera causa de muertes en menores de quince años.


Un sabio médico amigo de mi familia, decía, las medicinas son veneno en pequeñas cantidades, y que antes de tomar cualquier medicamento deberíamos preguntarle al doctor; ¿por qué lo tengo que tomar?, ¿por qué este medicamento es el adecuado para mi?, ¿hay alguna otra cosa que puedo hacer en vez de tomarlo?, ¿por cuanto tiempo debo consumirlo?, ¿qué pasa si empiezo a sentir un alivio?, ¿qué efectos secundarios puedo tener y qué tan pronto aparecerán?.


A él le escuche estas palabras; “Somos lo que comemos, por eso Hipócrates el padre de la medicina decía, que tu alimento sea tú medicina y que tú medicina sea tú alimento”
Continuará

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