Considerado por la biblioteca del congreso de Washington como uno de los diez libros más influyentes en América.
“El que tiene un porqué vivir, puede soportar cualquier como”. Nietzsche
Dostoievsky define al hombre; “como el ser que se acostumbra a todo y que puede ser utilizado para cualquier cosa”
El autor Victor Frankl, psiquiatra austriaco enfrenta como judío en Viena la persecución Nazi, los Estados Unidos le otorgan una visa con la que además de salir de Austria obtenía una gran oportunidad de trabajo. Sus padres ancianos no contaban con un medio para escapar de ser encarcelados en los campos de concentración, se quedarían desvalidos y solos. Esto le planteaba a Victor una difícil situación, ¿se quedaba con sus padres o escapaba y seguía su carrera profesional?
Salió a caminar sin rumbo tratando de pensar en una alternativa, al pasar frente a la catedral de San Esteban, atraído por una música de órgano decidió que era un buen lugar para reflexionar y pensar en una respuesta para tomar una decisión, una hora después salió sin encontrarla.
Al llegar a su casa vio un pedazo de mármol y le preguntó a su padre que era, le respondió que la sinagoga había sido quemada y era un pedazo de las tablas de los mandamientos que en hebreo decía; “honra a tu padre y a tu madre, para que vivas muchos años en la tierra”. Era la respuesta que buscaba, así que se quedó en Viena con sus padres y dejó vencer el visado.
“El hombre en busca de sentido merece ser incluido en el catálogo que componen el patrimonio intelectual de la humanidad, tanto por la belleza de su literatura como por la profundidad de sus análisis psicológicos, pero especialmente por la sutileza de su acendrado humanismo al describir con precisión y ternura la capacidad de bondad o maldad que cabe en el corazón del hombre. Narra los acontecimientos con la imparcialidad de un testigo, jamás en tono de juez, no destila ni una gota del resentimiento o del espíritu de venganza”. José Benigno Freire
Mario Montalvo Ortega