¿Hemos convertido al mundo en un lugar donde el individualismo es reconocido como una virtud, con una fuerza tan grande que se funde con el egoísmo el egocentrismo y el narcisismo?, ¿Nuestras máximas preocupaciones y prioridades son el dinero, las utilidades, las ganancias, la rentabilidad, el elogio, la fama, el poder y el éxito?
Veamos algunas opiniones:
Plauto: “Lobo es el hombre para el hombre”
Thomas Hobbes: “La guerra de todo hombre contra todo hombre”
Maquiavelo: “El hombre es malo por naturaleza, a menos que le precisen a ser bueno”.
Sófocles: “Siempre se repite la misma historia, cada individuo no piensa más que en sí mismo”
José Saramago: “Las tres enfermedades del hombre actual son: la incomunicación, la revolución tecnológica y su vida centrada en su triunfo personal”
Alexander Pope: “No hay cristales de más aumento que los propios ojos del hombre cuando miran su propia persona”
Douglas Coupland: “Me he dado cuenta de que la mayoría de la gente está demasiado preocupada con su propia vida para dedicar a los demás el menor pensamiento”
Karl Kraus: “El diablo es optimista si cree que puede hacer más malo al hombre”
James Lovelock: “Los seres humanos se comportan sobre la tierra como un organismo patógeno, o como las células de un tumor o de un neoplasma”
John Gray: “No somos el homo sapiens, somos el homo rapiens”
Sigmund Freud: “No he descubierto sino muy poco bien entre los hombres”
Observemos nuestra sociedad, ¿Quiénes son los modelos a seguir? y la contradicción en que parece que vivimos; en varias grandes universidades se hizo una encuesta en la que se preguntaba: ¿A quién admiras más, a: Nelson Mandela, Gandhi, Martín Luther King, Dalai Lama, la Madre Teresa, el Abad Pierre o a Tom Cruise? El 80% respondía por alguno de los primeros seis. Pero cuando se les preguntaba; si pudieras elegir ¿Quién preferirías ser? El 80% respondía que Tom Cruise.
Esto demuestra, que reconocemos los verdaderos valores, pero también hemos sustituido a los generosos, altruistas, idealistas, sabios, por los célebres, famosos, poderosos o ricos, nos seduce la riqueza, el poder y la fama, y las preferimos al esfuerzo de una transformación espiritual.
Ante todo lo anterior tal vez el mayor desafío que hoy enfrentamos es: transformar nuestra manera de ser, de pensar, de vivir y convertirnos en mejores seres humanos, para con ello lograr: vivir en una sociedad más justa en la que se logre una mejor distribución de la riqueza, encontrarnos con la felicidad y todo esto respetando nuestro medio ambiente. Pero el gran problema es que al buscar estos tres objetivos enfrentamos tres intereses, los míos, los de mis cercanos y los de todos los demás.
Mario Montalvo Ortega