¿Sabemos que tan afectados están los niños tras estos meses de “pandemia”?
Creo que no hemos dimensionado, que tan gravemente afectados emocionalmente están los niños por estos meses de encierro, aislamiento, y estar escuchando de manera recurrente sin ninguna preparación a los adultos hablar sobre la muerte, pero además, el no poder visitar ni abrazar y besar a los que quieren; papas, hermanos, abuelos, tíos, amigos, porque se han convertido en “armas mortales asintomáticas” que pueden contagiar , y de igual manera quien se acerca a ellos es un letal transmisor en potencia.
Reconocidos profesionales tanatólogos hablan de las ventajas que habrían al incorporar la conciencia de la finitud de la vida en las escuelas.
Desde talleres puntuales sobre este tema, hasta intercalado en las asignaturas, por ejemplo en literatura con las novelas y la poesía o en geografía con los países que tienen mayores índices de mortalidad.
Educar teniendo en cuenta a la muerte no se trata de hablar obsesivamente de ella, pero sí tratarla de manera natural.
Cuando en “frío” reflexionamos sobre una situación, incorporamos elementos que nos ayudan
a comprender mejor lo que está pasando, no se trata de reducir el dolor que provoca una pérdida, sino de saber gestionarlo mejor para incorporarlo como una experiencia, en la medida de lo posible positiva para la vida.
Desde luego cuidando el mensaje de acuerdo a la edad, ya que los niños más pequeños viven en un mundo mágico y se les hace difícil diferenciar entre el mundo real y el fantástico.
“Ahora se ha apoderado de nosotros algo tan triste que nos deja sin aliento. Y ni
siquiera podemos llorar”
Charles Bukowski