La palabra infierno procede del latín “infernus”, lugar donde moran las almas de los malvados,
que no lograron ingresar al cielo o al purgatorio.
Para los griegos y los romanos, los muertos buenos y malos, tras atravesar el río Estiga iban al
Hades, lugar subterráneo, cuya entrada era el Averno, los buenos tenían como destino los
Campos Elíseos y los malos eran destinados al tártaro lugar donde moraban los monstruos y
los malvados serán castigados.
Pero veamos esta frase que dijo Dostoievsky
“¿Qué es el infierno? Yo sostengo que es el sufrimiento de ser incapaz de amar”
Si el no poder amar es el infierno, entonces podemos afirmar que el amor es el cielo. Me
parece que no existe forma más sencilla de decirlo ni con más profundidad.
Terminamos con lo dicho por Platón: “El amor es el primer impulso que permite al alma
emprender el vuelo hacia la realidad hacia el mundo de las ideas, hacia el mundo
divino”.