Un famoso comandante que nunca había perdido una sola batalla, era el militar más exitoso y temido de su tierra. Cuando este hombre escuchó sobre el cielo y el infierno, se sintió muy intrigado y quería saber más.
Así que decidió viajar a un templo muy famoso ya adentro se encontró con un viejo monje, el comandante lo confrontó con unas preguntas y exigió las respuestas. “¿existen el cielo y el infierno? Y ¿dónde está el cielo y donde está el infierno?”
El monje le pidió que se sentara y le sirvió una taza de té. Conversó con calma sobre muchas cosas, pero no contestó su pregunta. De repente, el monje se enfureció y comenzó a gritarle al comandante y señalarlo con el dedo, “Eres un monstruo, has matado a mucha gente, eres malo, eres un demonio. Vete ya de aquí”.
El militar se paró de un salto en su vida nadie le había hablado de esa manera. Estaba tan enojado que desenvainó su espada y dio un paso adelante para matar al monje, el anciano se reclinó tranquilamente, cerró los ojos y, con una sonrisa en su rostro, entró en su meditación.
Este gesto detuvo al comandante en seco. Nunca había visto a nadie reaccionar así ante la amenaza de morir. Mientras miraba al monje, su ira se fue y volvió a guardar su espada.
El monje se quedó allí sentado y finalmente el comandante se dio la vuelta y se alejó. Cuando llegó a la entrada del templo, se volvió y gritó: “¡no contestaste mi pregunta!”
El monje respondió: “si, lo hice”
“¿Cuándo?” exigió saber el comandante.
“Justo ahora”, dijo el monje, “cuando levantaste tu espada para matarme, estabas en el infierno. Cuando la guardaste sin usarla, saliste del infierno y entraste al cielo”.
El comandante miró fijamente al monje durante un largo rato, luego bajó su espada y se sentó junto a él y le pidió convertirse en su discípulo. Se había iluminado.
¿Cielo o infierno? ¿No hacemos esa elección todo el tiempo?: ¿dónde está el principio? ¿Dónde está el final? Todo lo que sucede en el mundo comienza y termina debido a nuestro corazón.
El cielo y el infierno son vecinos solo a una puerta uno del otro. Quieres elegir el infierno, puedes hacerlo, quieres elegir el cielo, puedes hacerlo. Depende de lo que quieras.
Puedes elegir la confianza o la duda, enfermarte o estar sano, odiar o amar, la venganza o el perdón, la soberbia o la humildad, la envidia o la concordia, la ira o la paciencia, la avaricia o la generosidad, la gula o la templanza, la pereza o la diligencia, todas estas también son tus elecciones.
¿Todos llevamos dentro el cielo y el infierno?
Estoy de acuerdo, excepto en que podemos enfermar o sanar a nuestra voluntad !!