“Las inteligencias poco capaces se interesan en lo extraordinario, las inteligencias
poderosas en las cosas ordinarias”. Víctor Hugo
Tal vez para saber si soy inteligente no sea necesaria un prueba para medir el nivel de mi IQ,
tampoco repasar mis conocimiento sobre historia, temas científicos o tecnológicos, problemas
matemáticos o de geometría, sino sencillamente reviso que tan bien vivo.
Y siguiendo el concejo de Víctor Hugo, respondo estas preguntas sobre cosas ordinarias.
¿Asumo mis responsabilidades, reconozco cuando cometo un error y me responsabilizo por
sus consecuencias?
¿Me creo mejor que los demás y no reconozco mis incompetencias ni reconozco mi propia
ignorancia?
¿Asumo conductas agresivas y reacciono con ira ante ciertas situaciones?
¿No solo no entiendo las emociones de los otros sino que no me importan?
¿Tengo sensibilidad y habilidades para ponerme en los zapatos del otro y ser empático?
¿Soy prejuicioso, calificó a priori y me siento mejor que los demás?
¿Y si la verdadera inteligencia está en saber orientarme para conocer lo que es el amor y
saber amar, alimentarme mejor, manejar mi tiempo, administrar mi dinero, ser solidario y vivir
tranquilo con la muerte?
¿Será que todo esto me ayudará a tener una mejor vida?
“Lo que quiere el sabio lo busca en si mismo, el vulgo lo busca en los demás?” Confucio