“Solo hay una pequeña parte del universo de la que sabrás con certeza que puede ser mejorada, y esa parte eres tú”. – Aldous Huxley
Hace unos días leyendo sobre el pueblo palestino me encontré con este relato de Hadar Morag, quien es una conocida directora de cine israelí.
“Cuando mi abuela llegó aquí a Israel, después del holocausto, la agencia judía le prometió una casa. Ella no tenía nada. Toda su familia había sido exterminada.
Esperó mucho tiempo, viviendo en una tienda de campaña en una situación muy precaria. Luego la llevaron a Analí en Jaffa, a una maravillosa casa en la playa. Vio que sobre la mesa todavía estaban los platos de los palestinos que habían vivido allí y que habían sido expulsados.
Regresó a la agencia y dijo “llévenme de regreso a mi tienda, nunca le haré a nadie lo que me han hecho a mi”
Continúa diciendo Hadar, “esta es mi herencia, pero no todos tomaron esa decisión”. Y agrega estas palabras; “Esta es una gran pregunta, ¿Cómo podemos convertirnos en aquello que nos oprimió?”
¡Qué lección de vida la congruencia de la abuela de Hadar!, y a ella por honrar la memoria del ejemplo de lo vivido y hecho por su abuela, ambas evitando caer en la ignominia de la felicidad a costa del sufrimiento de otros, mi respeto por romper el ciclo.
Este relato me hizo pensar en lo que es tener humanidad, dignidad, ser congruente y fiel a sí mismo.
¿Ser fiel a mi propio ser no debería ser una opción, sino una necesidad obligatoria?
Sí, es opción obligada, pero muy difícil de
Lograr, debido a la gran tentación que representa !!