La ternura de Kafka

Franz Kafka se definía a sí mismo como: taciturno, insociable, malhumorado, egoísta, hipocondríaco y  enfermizo, su vida familiar estuvo enmarcada por la tragedia con la muerte de sus dos hermanas, además nunca se casó y no tuvo hijos.

Con todo lo anterior me impresionó por su gran ternura este relato que leí y ahora les transcribo.

Un año antes de su muerte, Franz Kafka vivió una experiencia insólita. Paseando por el parque Stevlitz en Berlín, encontró a una niña llorando desconsolada porque había perdido a su muñeca.

De inmediato Kafka se ofreció a ayudarla, pero  la muñeca no apareció.

Entonces Franz le contó a la niña que su muñeca no se había perdido, sino que estaba viajando alrededor del mundo y le explicó que él era un cartero especializado en llevar las cartas de las muñecas viajeras del mundo,  la niña le pidió que si recibía alguna de su muñeca, se la llevara, durante varias semanas Kafka le llevó cartas escritas por la muñeca viajera, así empezaba la primera; “Por favor no llores, he salido de viaje por el mundo, te voy a escribir todas mis aventuras”.

Durante sus encuentros, le leía cartas cuidadosamente compuestas con aventuras imaginarias de la muñeca, cuyos viajes por el mundo evocaban a los de Phileas Fogg.

La niña se emocionaba con las experiencias y aventuras tan variadas que la muñeca le relataba. 

Finalmente, Kafka trajo de vuelta la muñeca, compró una nueva, “no se parece en nada a mi muñeca”, dijo la niña, entonces Kafka le entregó otra carta en la que la muñeca explicaba las razones de su cambio: “querida amiga, mis viajes me han cambiado”, la niña abrazó a la nueva muñeca y feliz se la llevó a su casa.

Un año después murió Kafka.

Años después, la niña, ahora adulta, encontró una carta metida dentro de una grieta desapercibida  de la muñeca. En la minúscula carta firmada por Kafka decía: “cada cosa que amas es muy probable que la pierdas, pero al final el amor volverá de una forma diferente”

Termino preguntándome: ¿Aceptar el cambio es inevitable para poder crecer? ¿Junto con quienes amamos podemos convertir el dolor en gratitud, asombro y amor?, ¿depende de mi crear conscientemente e intencionalmente esa conexión?

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