Gioconda Belli
“En verdad en verdad les digo:
no hay nada más poderoso en el mundo
que una mujer”
Vestime de amor que estoy desnuda”
“Yo pongo estrellas entre tú piel y la mía y te recorro entero, sendero tras sendero, descalzando mi amor, desnudando mi miedo”
“Te abrazo y corren las mandarinas; te beso y todas las uvas sueltan el vino oculto de su corazón sobre mi boca”
“Amo la curiosa manera en que tu cuerpo y mi cuerpo se conocen, exploradores que renuevan el más antiguo acto de conocimiento”
“Soy la mujer que piensa; algunos días mis ojos encenderán luciérnagas”
“A todos amo con un amor de mujer, de madre, de hermana, con un amor que es más grande que yo toda, que me supera y me envuelve como un océano donde todo el misterio se resuelve en espuma”
Hoy leyendo poesía de Gioconda Belli, poeta y escritora nicaragüense, quien junto con Ernesto Cardenal es parte de la renovación de la poesía en su país. Contemporánea mía ella nace en 1948. Les comparto de su poemario APOGEO
Sobre las ventajas de soñar
Soñar no cuesta nada. Contrario a cuanto ejercicio hoy se nos recomienda, no requiero de zapatos, ni de ropa adecuada. No nos pide sudar o quemar calorías. Ni calcular el posible daño o provecho para nuestra salud. No es tampoco un hábito cuya repetición pueda conducirnos a cancer de pulmón, o de cualquier otra parte del cuerpo. Soñar no daña la ecología, ni atenta contra la capa de ozono. No aumenta el colesterol, ni fomenta la crueldad contra los animales. Soñar no afecta los reflejos, ni causa daños congénitos. No es dañino para las mujeres embarazadas, ni inhibe la lactancia materna. Soñar es un deporte barato. No requiere de equipo sofisticado ni de constante y agotador entrenamiento. No se puede decir sin embargo, que no cause riesgos al corazón. Sin embargo hasta el momento, no se ha encontrado base científica para contraindicar los sueños, aunque los argumentos en favor de su extinción se fabrican a diario. Yo sostengo que soñar continúa siendo una práctica subversiva con una deliciosa, pero lícita peligrosidad; un hábito difícil de erradicar, cuya ternura y perseverancia sigue teniendo la innata capacidad de conmover y abrir ranuras, por pequeñas que sean, en corazas bien armadas y aparentemente impenetrables. Si quiere practicar una actividad de bajo costo, bajo riesgo y sin ninguna susceptibilidad a las altas y bajas del mercado le aconsejo soñar, y no permitir que nadie lo convenza de que no sigue usted siendo dueño, al menos, del inmenso poder de la imaginación.
Les invito para que hoy no se detengan, vayan a la librería y compren varios poemarios de esta extraordinaria mujer.
MMO Mérida Yucatán, Septiembre 2020