Franco Modigliani, premio Nobel de economía pensaba que el bienestar de las personas surge
al invertir su dinero en adquirir los bienes necesarios para satisfacer sus particulares
necesidades, y que el ahorro es un instrumento que solo sirve de ayuda para tener tranquilidad
al enfrentar el futuro, que al no conocer de antemano el momento de nuestro fallecimiento
ahorramos demasiado, lo que resulta en que generan herencias que usufructuarán sus
parientes, en este contexto nace su frase; “la herencia es un error de cálculo”, el
economista argentino Zuchovicki dijo en términos muy parecidos, “si te mueres y te sobra
dinero hiciste mal las cuentas”.
El bienestar que pienso debemos buscar es un equilibrio entre el consumo para disfrutar la
vida y el ahorro que nos aporte tranquilidad y solvencia hasta el final de nuestros días y sin
privarnos de nada tener la satisfacción de dejar mediante la herencia algún soporte a nuestros
descendientes.
Hay una anécdota muy simpática, un padre que cumpliría ochenta años siempre tuvo el sueño
de conocer Paris y celebrar ahí su cumpleaños con toda su familia, así que los reunió y para
que nadie se negara los invitó con absolutamente todos los gastos pagados, eran él su esposa
tres hijos dos nueras un yerno y siete nietos, en total quince personas, se alojaron en uno de
los mejores hoteles, el día del festejo cenaban en un excelente restaurante con vista a la torre
Eiffel, menú a la carta y excelentes vinos y champaña, feliz brindaba emocionado porque
todos lo acompañaban y no dejaba de agradecerles y decir que estaba disfrutando muchísimo,
los hijos sacaban cuentas y le dijeron papá quedamos en que tú pagabas todo, pero estás muy
feliz y no dejas de darnos las gracias, el padre respondió orgulloso no dejo de agradecerles
porque todo lo pagué con la herencia de ustedes y eso se disfruta más.
Pero, ¿que herencia debemos dejar a nuestros hijos?, tal vez el equilibrio lo encontramos en la
frase de Matt King personaje interpretado por George Clooney en la película “el descendiente”;
“hay que dar a los hijos lo suficiente como para que hagan algo en la vida, pero no tanto
como para que no hagan nada”.
Personas sabias con gran sentido común afirman que la mejor herencia que podemos dejar a
nuestros hijos será el ejemplo de nuestra vida, la cultura del esfuerzo acompañada de
educación, formación, respeto y compromiso.