La ira gran enemiga de la resiliencia

“La ira, un ácido que puede hacer más daño al recipiente en que se almacena que en cualquier cosa sobre la que se vierte”. Séneca

Séneca, fue uno de los máximos representantes del estoicismo, destacó por su comprensión de las emociones, y hoy al paso de tantos siglos sigue siendo un maestro en gestionar la ira”

La ira es una pasión que surge de manera irracional, nos produce una sensación de estar fuera de control y nos deja fuera de control, ya dueña de nuestro cuerpo, no hay manera de apagarla y regresar a la serenidad.

Seneca nos dice que para resistir necesitamos estar en un contexto de paz, y señala que justo cuando empieza nuestro arrebato emocional, es cuando podemos elegir bajar el volumen.

Me están insultando, se están burlando de mí, me desprecian, esta situación es insoportable, o sea, que la ira nace del juicio que nos formamos respecto a las personas o situaciones que vivimos, por lo tanto debemos conocernos bien y saber qué desencadenantes nos irritan, importante conocer nuestros “puntos débiles”. Y ya conociéndonos cuando empezamos a ver “focos rojos”, antes de que se ponga todo “color de hormiga”, tenemos que ponernos en punto muerto.

Escribe Séneca sobre la ira, el remedio más eficaz está en que debemos “enfriarnos” desde el primer momento, porque en ese momento la ira es frágil, nos aconseja no crispar el rostro sino sonreír, después recordar los buenos modales sociales de quienes son sólidos ejemplos de resiliencia. (Recordemos el actuar, de Gandhi, Martín Luther King, Mandela o en el tenis a Roger Federer y Pelé en el fútbol

“La resistencia no es cuestión de virilidad excitada, sino de serenidad consciente, así como la flexibilidad que sabe doblarse al paso del viento; esa será su fortaleza”

Séneca

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